viernes, 17 de mayo de 2019

EL BUEN VIVIR



TEKÓ PORA, SUMAK KAWSAY, SUMA QAMAÑA

Nuevo paradigma del "Buen Vivir"

Presentación de la Dra Esther Prieto en el Salon Auditorio de las Naciones Unidas, Paraguay, el  día 24 de Agosto de 2010.-

(Estoy rescatando mis ideas en los últimos años) 

1. El nuevo paradigma del “buen vivir o buen convivir” tiene su origen en culturas indígenas de la región, y seguramente se encuentran en expresiones semejantes de  pueblos indígenas de otras latitudes del mundo.

2. Estas expresiones son de pertenencia genuina a  lenguas ancestrales. En este contexto, la expresión SUMAK KAWSAY en Ecuador, del quechua  sería equivalente a vida buena, no mejor que otras, sino simplemente buena.

3. La expresión SUMA QAMAÑA, encuentra su origen en la cultura aimara, y sería  equivalente  al “buen convivir”, buen comportamiento, la buena convivencia, la armonía, en una sociedad igualitaria y armónica.

4. TEKO PORA-TEKO MARANGATÚ; es una expresión de nuestro idioma guaraní, que conocemos muy bien; vivir bien, buen vivir,  sin el tekó asy, o sea vivir en el  ivi maerei, la tierra sin mal, donde tengo tranquilidad, nada me falta.

5. En la actualidad, en el marco de las ciencias jurídicas y sociales,  en qué radicaría el particular interés por  la particularidad de este nuevo paradigma del buen vivir? Principalmente,  en  que el mismo está  incorporado e integrado en las constituciones del siglo XXI  de estos dos países,  Bolivia y Ecuador,  rescatando esta visión filosófica   en su articulado  como principios  fundamentalísimos que hacen a la esencia del derecho de los pueblos al buen vivir ( el bienestar, wellfare). No se trata del buen vivir en el sentido de acumular bienes materiales, sino del buen convivir de profunda espiritualidad, en armonía con la naturaleza y con todos los seres vivos que ella cobija.

6. He allí la razón fundamental por la que el lenguaje de estas reformas constitucionales ha creado en el ámbito de los estudiosos las preocupaciones e interpretaciones  sociales en un debate  reflexivo y cuestionador  al conservador lenguaje del sistema jurídico-político de las naciones del mundo propios del derecho clásico que ha desembocado en un modelo de justicia y de  desarrollo que no logra la armonía social.

7. Se trata de  un nuevo contenido que invita al sistema democrático occidental a una nueva mirada, con miras a la construcción de un renovador abordaje  y una nueva promesa, en el marco del respeto a la naturaleza, a la buena vecindad, y al manejo de las buenas prácticas  en  el relacionamiento intercultural. La aceptación y la buena práctica de sistemas de convivencia social,  en el marco de la  diversidad cultural, que tanto reclaman los pueblos del mundo.

8. Ambas constituciones, la del Estado Plurinacional de Bolivia y la de la República del Ecuador, incorporan explícitamente estas expresiones de las culturas indígenas, en un lenguaje que no ofrece ninguna duda que se trata de un rescate sincero de los principios fundamentalísimos de  la convivencia comunitaria durante siglos conocida y practicada por los pueblos indígenas.

9. La Constitución de Bolivia, manifiesta y transcribo: “el Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama quilla, ama lulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón, suma qamaña (vivir bien)  el ñanderekó porá, (vida armoniosa)Tekó kavy (vida buena) ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble)”   

10.En la Constitución de Bolivia, teniendo una importante población de la familia lingüística guaraní, se incorporan los conceptos guaraníes del vivir bien, al incorporar en ella, las expresiones ñanderekó porá, o tekó porá, y la conocida utopía guaraní de la tierra sin mal. Todo está bien, no existe el” tekó asy” las que junto con el “tekomarangatú” promueven las reglas del comportamiento de los Guaraní de Paraguay.

11. La Constitución del Ecuador, y hago mención al texto constitucional del Preámbulo “Decidimos construir una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el “SUMA KAWSAY”

12. Sigue aun más, ya que esta Constitución, la del Ecuador, establece  un título con 54 artículos sobre el REGIMEN DEL BUEN VIVIR, el que se refiere en su capítulo primero a la inclusión y la equidad, y en su capítulo segundo presenta un extenso listado sobre los Derechos del Buen Vivir, imposibles de reproducir por completo en esta presentación, por lo que les formulo la invitación para realizar una larga caminata espiritual en la lectura de estos capítulos de la Constitución del Ecuador impregnados de alta espiritualidad. 

13. El rescate de estos principios de las culturas indígenas nos invita a encaramarnos a ellos, en un momento en que vivimos un mundo que no nos gusta cómo está y con  el que nos sentimos comprometidos a cambiar. Es por ello que varios grupos y asociaciones que reclamamos la igualdad, la no discriminación y la equidad adoptamos como fuente de inspiración estas voces de los pueblos con profundo sentimiento de ancestralidad.

14.Al mismo tiempo, el mundo académico comienza a desentrañar las profundidades de estas simples palabras pero con sentido de algo muy cercano a la idea de que la felicidad de todos es posible, de que podemos pensar en un mundo mejor posible. 

15. Al respecto, la feminista Liliana Celiberti comenta “que el diálogo intercultural es uno de los desafíos teóricos más complejos para el desarrollo del pensamiento crítico de la región, y afirma que el paradigma del buen vivir se inserta en un contexto de crisis financiera, climática, energética y problemas de agua y alimentos”

16. Es interesante que de alguna manera esta utopía del Buen Vivir tiene relación con principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El art. 25 afirma el derecho a un nivel de vida adecuado, el articulo 1º evoca y llama a la conciencia a un comportamiento “fraternal” de los unos con los otros.

17.Indudablemente,  la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas, desde su propia lingüística invita a un enfoque espiritual que ha penetrado y se ha impregnado en varios instrumentos de la normativa internacional en Derechos Humanos. Todos ellos buscan trascender hacia  este enfoque armónico que otorga valor al concepto del Buen vivir o Buen Convivir.

18. ^Por esta razón, es que TEKÓ PORÁ, SUMA KAWSAY, SUMA QAMAÑA, se pueden constituir en la hoja de ruta de las transformaciones que aspiramos, hacia la construcción de sociedades solidarias donde todos seamos  UNO, en la humanidad.    

19. Pero estamos ante un problema; ya que cuando el sistema establecido “el establishment” trata de incorporar  expresiones genuinas indígenas nacidas desde el corazón de los pueblos y de sus culturas, tenemos dificultades. Parece que la lingüística ajena  de la esencia de la vida de los pueblos indígenas  no pudiera ser  reproducida, y si se puede reproducir, no pudiera sentir el contenido real de estas expresiones construidas con pensamientos y con sentimientos  genuinos que hacen a la esencia filosófica de la espiritualidad de estas culturas milenarias.

20. Algo así nos pasa aquí en Paraguay, cuando queremos aplicar el principio constitucional del reconocimiento al derecho consuetudinario indígena,  nos lleva a un montón de tropiezos, y a contradicciones que se enfrentan  en esta coyuntura a la omnipotencia de las legislaciones nacionales  en posición de ventaja  sobre el conocimiento y el sistema de vida de los pueblos indígenas. Sabios son Bolivia y Ecuador al haber introducido en su Carta Política las mismas palabras de los pueblos, sin recurrir a conceptos genéricos o sus equivalentes. 

21. Es por ello que  el aporte explícito en el lenguaje de estas constituciones del Siglo XXI, refleja  una reivindicación de valores, anteriormente relegados y excluidos, dando lugar a la esperanza de un nuevo modelo en el contenido del concepto de desarrollo y un nuevo compromiso con el llamado desarrollo sustentable y dando lugar a la emergencia de nuevos derechos.

22. En ese sentido, podemos afirmar que en nuestra región viene cobrando fuerza el debate sobre el paradigma del “buen vivir, vivir bien”, como opción alternativa al sistema hegemónico imperante, sustentado en la imagen de una sociedad homogénea, que niega la diversidad.

23.Bolivia y Ecuador, son dos de los países que están levantando el estandarte de esta concepción al punto de incorporarla en sus constituciones nacionales. Una nueva filosofía jurídica que pudiera subsanar la importación que hemos hecho del Derecho Romano  como única fuente, en la construcción de nuestro sistema jurídico positivo.

24. En este punto, especialmente vemos a los movimientos indígenas y a los movimientos feministas y otros grupos excluidos levantando hoy el estandarte del Buen Vivir. Las mujeres en su reclamo hacia la igualdad real, hallan en este nuevo paradigma una emblemática bandera, ya que; ¿quien puede oponerse al derecho al buen vivir?     

25. Los pueblos indígenas  pueden darnos cátedra sobre estos valores del Buen Convivir, sus sistemas de justicia, el sistema de reciprocidad, y la armonía con la naturaleza, pueden constituirse en instrumentos fundamentales para enriquecer nuestro sistema con  este paradigma del Buen Vivir porque invita a un movimiento que quiere re-inventar y re-definir  la democracia política y la democracia social

26. Sumak Kawsay y Suma Qamaña- dice el maestro español  José Manuel Tortosa- tienen pues, importancia en primer lugar en el terreno simbólico: los que fueron marginados por conquistadores y criollos aportan ahora desde su visión del mundo palabras que pretenden colaborar con la solución de los problemas creados por ellos. El hecho de que hayan encontrado su camino para aparecer en estas dos constituciones puede ser una ocasión más para repensar el desarrollo, desde la periferia y no sólo desde el centro, y desde las raíces de la sensibilidad ancestral y no sólo desde sus élites. El resultado es prometedor”


MUCHAS GRACIAS

jueves, 28 de febrero de 2019

PARTICIPACION POLITICA. REFLEXIONES.



PARTICIPACION POLITICA DE LAS MUJERES INDIGENAS


Documento elaborado para la Sexta reunión del Consejo de Participación Política Indígena, KAS
Esther Prieto, Jurista paraguaya

Pienso yo que hablar de  la participación política de las mujeres indígenas, implica entender en primer lugar  el tema de la presencia indígena en el Estado en general. Respecto al protagonismo de las personas indígenas  en los comicios electorales, concuerdo con mi colega  Mabel Villalba en el Anuario Latinoamericano de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Volumen 5, en el que expresa que  la presencia de hombres y mujeres indígenas en los cargos electivos, se halla subordinada al diseño de las instituciones políticas encargadas de la Cuestión Electoral, y - agrego yo-, que el sesgo dominante de la omnipotencia del Estado, es básicamente patriarcal.

Es verdad también, que  los  sistemas electorales en nuestra región en general,  vienen, desde hace tiempo tratando de corregir y mitigar los modelos que han ido prevaleciendo, comenzando con el sistema de mayoría con prima, y avanzando en estas últimas décadas con el sistema proporcional D´Hont y otros por el estilo. Estos modelos tienen en común la negación del abordaje de la diversidad.  
  
Ciertamente, el Sistema D´Hont se introduce en  la región con los procesos democráticos post-dictaduras, y   parecía  ser la panacea de la participación equitativa, pero termina al final creando serias dudas o decepcionando a las minorías y sectores menos privilegiados de la sociedad. Por qué?

Con la conquista  de la libertad de expresión, aparecieron  las campañas políticas electorales, como   clones de otras sociedades de capital, y al final terminan con la victoria de los candidatos que han colocado más dinero en sus campañas. No podemos negar que la plutocracia electoral ha sido el eje conductor de nuestras elecciones en estos últimos  tiempos, y es actualmente el virus de la cuestión electoral.  Esta realidad, obviamente  no favorece ni favorecerá a  las sociedades indígenas.

La Ciudadanía intercultural

Todos sabemos también que la Ciudadanía Intercultural ha estado ausente e ignorada hasta hace muy poco tiempo. Y creo yo, que solo excepcionalmente, se logró incidir en estos rígidos sistemas en nuestros países. En la publicación de PNUD- DARLC,  sobre Ciudadanía Intercultural, Quito, Ecuador, Año 2013, la mayoría de los prestigiosos autores de los artículos manifestaron la dificultad para encontrar en las estadísticas  datos segregados con  variable indígena.

Los autores del referido documento presentaron estadísticas construidas por vía de extracción de datos, como puedo hacerlo yo, por ejemplo, con el Distrito de Irala Fernández en el Chaco Paraguayo, diciendo que en la Junta Municipal se cuenta con dos concejales indígenas de los 12 miembros, pero esa identidad étnica no se lee en las estadísticas, yo lo sé porque conozco a los indígenas que integran la Junta Municipal. Esa es una extracción. La identidad de los pueblos de las personas indigenas no está escrita en un listado con segregación de datos con variable indígena,   en las estadísticas  oficiales. Sólo se la invoca durante las campañas, y luego, ellos están allí como si fueran los demás paraguayos, sin la visibilidad de sus propias identidades.

La cuestión de la participación

En el caso paraguayo, tal como describe Villalba (2017: 244), en el 2000 y 2001 surgierondos organizaciones políticas indígenas –de concurso regional-; tales fueron el Movimiento19 de Abril (M19), y el Movimiento 11 de Octubre (MIO). En el 2017, se conformó elprimer movimiento político indígena que competiría de manera autónoma y por cargos a nivel nacional como la Cámara de Senadores para las elecciones generales del 2018(ibídem: 246), sin haber obtenido las bancas anheladas. En este sentido, Prieto (2013: 89)
dice que de momento, los indígenas tienen escasa posibilidad de ganar elecciones si van solos, necesitan construir alianzas desde su autonomia. (Jorge Melgarejo, citando a Villalba y Prieto)

Cómo se sitúa la participación de la mujer indígena en este panorama, especialmente cuando las mujeres del mundo han venido buscando mecanismos para lograr su protagonismo en los cargos electivos ?  Basta leer la historia de los votos de las mujeres en el mundo para ver esa realidad. En la mayoría de nuestros países las mujeres accedieron a la ciudadanía electoral en la segunda mitad del siglo XX. En Europa un poco antes, se inició en 1918, con el voto de las mujeres alemanas.

Veamos también, que  la participación indígena en sí misma es  una cuestión de controversia, aunque los propios pueblos indígenas vienen buscando desde hace más de cinco siglos sus propias estrategias para no quedar afuera, pero al mismo tiempo, estar adentro sin perder su identidad.

Junto con ellos,  nosotros, los profesionales, estamos en un movimiento pendular,   con la confianza ganada desde las organizaciones indígenas, tratando de soñar como  un pensamiento mágico, con  la participación,  para estar con uno y con otro, de ambos lados,  que difícilmente se encontraran en un término común, a no ser que tengamos  humildad y  respeto..

Todos sabemos que los sistemas de elección de autoridades de los pueblos indígenas, nada tienen que ver con el voto individual, libre y  secreto que se les impone en nuestros sistemas. Todos sabemos que los pueblos indígenas se desenvuelven con sistemas colectivos de participación incluyente, donde casi no se excluyen a las mujeres,  y donde en la mayoría de los casos, la división del trabajo por sexo no implica desigualdad. Qué difícil debe ser para las mujeres indígenas, acomodarse a sistemas que le son extraños. Tenemos mucho que aprender de ellas...

Ahora   escuchamos a  las mujeres indígenas que dentro de este escenario, ellas también buscan, con todo derecho,  su lugar en los centros del poder público.  Ese es nuestro enredo principal.  Sabemos verdaderamente  qué piensan los varones indígenas al respecto? Sabemos con certeza el conflicto de las mujeres indígenas tratando de lograr un sitio público, cuando los varones de su colectividad aprendieron de nosotros, el predominio del varón en la cuestión publica?

Mujer Indígena  

Ser mujer quiere decir tantas cosas, hay tanta diversidad de mujeres como de los varones. En el caso de las mujeres indígenas, tenemos que sumar la diversidad de pueblos indígenas de cada Estado, y la diversidad en nuestra región. Vemos también a  mujeres indígenas en roles internacionales importantes en una elite  inalcanzable para otras mujeres indígenas que nunca han salido de su vida comunitaria. No es tan fácil hablar de las mujeres indígenas. Palabras,  genéricas, fáciles pero de  contenido muy complejo.

Entonces, quien es esa mujer indígena de la que hablamos?  Trabajé con las organizaciones de  las mujeres indígenas  en  mi país.  Trabaje desde  mi lugar de Consultora de Naciones Unidas en todos los Diálogos  sobre Ciudadanía, con las organizaciones de  las Mujeres Indígenas. ( Publicación de Naciones Unidas, Paraguay, 2017) Tengo aquí la lista de las organizaciones participantes, y hoy  puedo decir que conozco sus sueños, pero la pregunta es cómo lograrlos.

Ellas, las mujeres indígenas de Paraguay, me han dicho que no saben si plegarse  a las decisiones de sus comunidades o asociarse a una organización de mujeres feministas para entrar en las listas electorales. En mi país hay que entrar en las listas de los partidos o movimientos políticos, o generar un movimiento político con reglas bastante limitantes por cierto.


Lilian Soto, dirigente feminista, expresa en su articulo sobre el tema lo siguiente:  Los partidos políticos tradicionales y las mujeres indígenas.
Los partidos políticos han desarrollado, en general, una relación de
cooptación y utilización de los pueblos indígenas, de acuerdo a la percepción
de las mujeres. En periodos electorales, los compromisos son solucionar
sus problemas y ayudar a resolver sus necesidades. El incumplimiento post elecciones de estos compromisos es una constante,tal y como lo relatan mujeres de diferentes pueblos:

“Los políticos tradicionales no cumplen sus promesas. Nuestras comunidades
están muy mal: ahora, por ejemplo, hay mucha sequía. Cuando
ellos llegaban a nuestras comunidades prometían muchas cosas y
ahora no pasa nada. ¿Qué vamos a esperar? No vamos a recibir nada
porque ellos trabajan para su gente, para su bolsillo. Y nosotros sufrimos
mucho porque no tenemos agua. No llueve y no hay nada. ¿Qué
pensaban ellos de nosotras? Que las mujeres teníamos que trabajar
en política pero no en otro partido” (Lola Jumine. Pueblo Ayoreo).

“Hay mucha necesidad, hay mucha carencia en cada pueblo indígena,
por eso es que estos políticos cuando les ofrecen alimentaciones, les
ofrecen doscientos o trescientos mil (guaraníes), ellos por supuesto
que aceptan, porque están con necesidad” (Venancia Cáceres. Guaraní
Occidental).

Ellas se mueven en un  movimiento multifocal, que  deben conciliar, se les ofrece un menú muy tentador. Eso implica un enorme esfuerzo: Y se preguntan: “Estoy con la estrategia de mi pueblo o estoy con las reivindicaciones de las organizaciones de mujeres? ”  O me incorporo directamente a un partido político mayoritario? Conocemos a Maria, Leader Qom, lider de su comunidad,  quien debe hacer un gran esfuerzo para integrarse a la lista partidaria, aunque contribuye con buena cantidad de votantes.

Y en este contexto, surge la pregunta: Qué implica para la fuerza   del derecho colectivo de los pueblos indígenas  que las mujeres se integren a una organización de mujeres feministas o de mujeres de Partidos Políticos? O que se organicen  en una Asociación de Mujeres Indígenas?  

Ese es hoy, el principal dilema  de las mujeres indígenas. Las feministas han avanzado, pero no lo que quisieran y siguen construyendo utopías. Pienso yo, que las mujeres indígenas también la tienen, pero que su desafío transita por un camino mucho  más sinuoso.

Cuota de participación 

Que quiere decir Cuota? La cuota es un invento del siglo XX. Es un aporte de las feministas en  un intento (entre las que me incluyo) que en nuestro candor creímos que la cuota de 20, 30 % o más como mínimo, la que los dirigentes políticos convirtieron en en el "máximo", resolvería el problema de la exclusión que preponderaba en la formación de las listas eleccionarias de  los partidos y movimientos políticos.  Un valioso aporte de acción afirmativa, forjado en las luchas por la igualdad en la segunda mitad del siglo XX. Hoy, ante el fracaso de las cuotas, las mujeres han planteado algo un poco más decente: la paridad.

Y  es asombroso, que cuando las  mujeres descubrieron  que las cuotas no les han servido con satisfacción, se plantea en varios grupos, la cuota de participación para las personas indígenas. Francamente, no entiendo, pero respeto. Pueblos Indígenas no son un sector de la población. Son pueblos con derecho a la libre determinación, y allí aparecen mis dudas.  

Actualmente, los partidos y movimientos políticos, a sabiendas, ofrecen algunos lugares para un mínimo de indígenas en sus listas, y por ese reducido espacio, se disputan silenciosamente entre sí, las personas indígenas que tienen interés en ocupar los escaños ofrecidos en el Parlamento o en los Municipios o Gobernaciones.

Supongamos al fin, y lo acepto como proceso, que se aplique una legislación de las cuotas para personas indígenas las que deberían ser  sin distinción de sexo. En este caso,  que harían las mujeres? Tendrían que buscar conseguir su cuota dentro de esa cuota?  Y si  las mujeres indígenas forman parte de las organizaciones de mujeres, tendrían que buscar su cuota dentro de esa cuota para las mujeres?

Sistemas electorales. 

Como reformarlos? Casi impenetrables, Férreos. Herméticos  El instrumento necesario, pero el  más peligroso de las democracias.  Estos sistemas, generalmente arraigados en viejas costumbres,  han tenido un avance del cual se jactan, cuando inventan algún maquillaje en su rígida estructura. Jorge Melgarejo en su paper de Maestria en Ciencia Política, Universidad Nacional de Asunción, año 2018 realiza un interesante analisis sobre el tema. 

Y cuando hablamos de mesas y padrones electorales, quisiera conocer si hay algún  país donde se haya creado un Registro Electoral con distinción de inscripción para indígenas con indicación de la pertenencia a su respectivo pueblo. Creo que en México, o en Ecuador, lo están iniciando. Habria que estudiar cómo lo están haciendo.

MI POSTURA; Priorizar la identidad indígena en los Registros Electorales y promover las estadísticas elaboradas con la inclusión de la  variable indígena. 

No creo en las cuotas, pero las acepto como proceso, para romper estructuras rígidas. Con toda honestidad pienso que la participación política es algo que no puede  responder a una ecuación de número o de oportunidades de partículas ofrecidas por las mayorías como concesión graciosa. El derecho ciudadano es más amplio.

Ciudadanía intercultural  implica la posibilidad de ejercer y gozar de todos los derechos territoriales, educación, salud, nivel de vida adecuado y un diálogo sincero. Dentro de ese criterio, debemos ser serios, y a mí no me queda otra posibilidad  que seguir los pasos que las organizaciones indígenas vayan marcando en cada país y acompañar profesionalmente sus procesos.

Somos diversos. En mi país, los pueblos que se identifican como indígenas no superan a 140.000 personas, que constituiría el 2, % de la población total. Pero tienen una gran riqueza, un  gran poder, los 19 pueblos, ejercen sus propios sistemas de liderazgo y sus propios sistemas de resolver sus conflictos.

En ese contexto, estimo que un sistema de Padrón Electoral, basado en el principio de identidad cultural,  con distinción de la identidad étnica de cada indígena inscripto en los Registros Electorales, pondrá luz y claridad de datos en torno a cuántos indígenas están empadronados, y hallan inscriptos en cada distrito electoral. Estos datos públicos darán una lectura de la realidad. Con la realidad se puede avanzar, sin ella no.

Con esta información pública, las personas indígenas  hombres y mujeres, podrán identificar cuantos están en condiciones legales  como electores y como candidatos a ser elegidos, y podrán realizar negociaciones con otros sectores femeninos o no femeninos de la masa electoral de su país.  

Estimamos que con una información de esa naturaleza, aunque muestren cifras minoritarias,  permitirá la construcción de alianzas en el marco de afinidades y solidaridades. Construcción de alianzas con otros sectores.  Porque  solos o solas, no llegan.  Con las cuotas, no sé. Con alianzas sí.

Hombres y Mujeres Indígenas gozan del derecho a la libre determinación y necesitan un  nuevo Pacto con el Sistema Electoral y sistemas de Registro en los Padrones Electorales de nuestros países.  


Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 23 de Febrero de 2019



    

lunes, 4 de febrero de 2019

SEMINARIO "LOS MUNDOS POSIBLES: Pueblos Indígenas y el Derecho a la participación ciudadana"



Presentación de Esther Prieto

En el año 1990 Branislava Susnik, la prestigiosa antropóloga escribió :"El indígena, como ciudadano no sólo tiene derechos, sino también obligaciones. Pero ¿cómo entienden él y su comunidad  sus derechos y obligaciones"?
                                                               (Branislava Susnik, 1990)
                                                               
Paraguay, país pluricultural

Como cuestión previa considero de la mayor importancia una referencia al reconocimiento de la  diversidad cultural del Paraguay.

En el año 1992,  durante la Convención Nacional Constituyente. los Pueblos Indígenas del Paraguay, acordaron con el Estado Paraguayo lo que podría llamarse el primer pacto social, que aunque con representación imperfecta, fue legitimado con la inclusión del Capitulo V “ Los Pueblos Indígenas” en la nueva Constitución que reformaba las cuatro anteriores. En este Capítulo V, el Estado Paraguayo realizó por primera vez, un reconocimiento explícito de los derechos de los pueblos indígenas, el que fue  completado con el artículo 140 que afirma que el Paraguay es un país pluricultural y bilingüe.

Este importante pronunciamiento constitucional es de carácter prevalente, y por tanto su aplicación se impone en todos los ámbitos concernientes a los pueblos indígenas. Posteriormente el Paraguay, ratificó el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, en virtud del cual el Estado Paraguayo aceptó voluntariamente sujetarse a la aplicación de dos principios fundamentales: La participación y la consulta, que ha de hacer efectiva esta participación. Desde este enfoque de derecho, el tema de la ciudadanía indígena, está inserto en  esa particularidad que debe tenerse en cuenta en relación a la participación política ciudadana de los indígenas y su derecho al sufragio activo y pasivo, esto es,  a votar a representantes para cargos públicos la postulación para cargos electivos.   

Un tema de controversia

Aun cuando se dispone de estos instrumentos categóricos, la cuestión de  la ciudadanía política indígena ha sido y es un tema de controversia. En realidad, la propia cuestión de la ciudadanía y sus implicancias bajo el paradigma occidental vigente se encuentra en debate, y busca reformulaciones, por lo que se habla en la actualidad de una crisis de representatividad.

Cuando nos hacemos eco de la pregunta de Branislaba Susnik, formulada hace más de 20 años,  reconocemos que la cuestión de la ciudadanía indígena es un tema complejo, ya que se plantea un escenario contradictorio  entre el sistema de ciudadanía propio de ciudadanía predominante en la mayoría de los pueblos indígenas, y el sistema  hegemónico vigente en los órdenes sociales y jurídicos del ámbito nacional.  

Básicamente la controversia se basa en el hecho de que los pueblos indígenas ejercen la ciudadanía desde un abordaje de representación colectiva y el sentido del servicio a la comunidad, mientras que el sistema de ciudadanía política que se ha impuesto universalmente se basa en el voto individual, secreto y libre. que da lugar a una representación directa o indirecta poco diáfana  en el mandato imperativo.
De allí que sería  impropio plantear hoy una respuesta o  un pronunciamiento definitivo, ya que los propios indígenas se hallan en un proceso de reflexión y  maduración estratégica en el ejercicio del derecho al sufragio que le otorga la ley.

He allí el problema, ya que cuando el Estado Paraguayo reconoce a los indígenas como ciudadanos paraguayos, lo hace partiendo de un principio de igualdad, aplicado a una supuesta sociedad homogénea y uniforme, que no permite visualizar la diversidad de la que hablamos, y en consecuencia, su participación política  en los procesos eleccionarios no refleja la diversidad y mucho menos la libre determinación, ya que el poder público marca las pautas de cómo se  ejerce el sufragio.

A causa de este sistema, los votos de los indígenas no tienen visibilidad, quedan invisibilizados. Talvez la ausencia del voto diferenciado que hoy reclaman,   haya sido la razón por la que los pueblos indígenas han resistido siempre a esta participación ciudadana, que históricamente solo ha servido  para favorecer al propósito incansable de la integración, asimilación y otros mecanismos de cooptación en una praxis constante de las políticas públicas.

El tema de la ciudadanía indígena ha tenido sus problemas en el curso de la historia del país. Se tiene memoria del polémico Decreto de Carlos Antonio López cuando dispuso poner término al sistema comunitario de 31 pueblos indígenas guaraníes de la Región Oriental,  a cambio de su ciudadanía como paraguayos. La extensión de una ciudadanía jurídica en términos homogeneizantes, se habría traducido en la práctica en la perdida de sus tierras, base de su existencia material y cultural como pueblos, en el debilitamiento de su poder de autonomía, y en contraparte, sin ganar ningún tipo de representatividad política para la defensa de sus intereses como pueblos en la configuración del Estado nación paraguayo. 

En la actualidad

Experiencias actuales tienen connotaciones semejantes, ya que año tras año en cada proceso eleccionario las comunidades indígenas vienen sufriendo las conocidas manipulaciones de los movimientos y partidos políticos, con el arreo para recolección de votos junto con la provisión de bebidas alcohólicas, y el encerramiento en las estancias, obligándoles a depositar sus votos a favor de uno o de otro.[1]

Talvez por estas experiencias, algunos referentes indígenas han optado por asumir una postura más activa respecto a su participación política, sea como electores o como candidatos a cargos electorales. Desde hace unos años, han venido construyendo un proceso de participación en dichos eventos,   intentando, con justo derecho,  su ingreso a instancias del poder público a través de diversos mecanismos que vienen ensayando con el ánimo de lograr espacios de representación, especialmente en los poderes locales, como los municipios y las gobernaciones departamentales de sus territorios.

Es probable que el éxito del Presidente  Evo Morales, en las elecciones presidenciales de Bolivia, se haya constituido en un paradigma que impulsa a los miembros de los pueblos indígenas al desafío de participar como candidatos, en un sistema  que ellos conocen mejor que nadie,  les  es adverso. El  resultado de las próximas elecciones de abril nos dará la  respuesta.

Examinando las listas de partidos y movimientos políticos que tenemos hoy para los comicios generales, podemos encontrar varias candidaturas de hombres y mujeres indígenas en las diversas listas partidarias o de movimientos políticos. Se pueden encontrar varias candidaturas para Concejales  Departamentales, para Diputados y también para Senadores.  Por lo menos por ahora, se puede ver una opción por acomodarse a las reglas del juego, aunque no debe descartarse otras formas  genuinas que podrán ir apareciendo en este  esfuerzo incansable por ejercer sus derechos inalienables a la libre determinación y el respeto a sus normas consuetudinarias en el marco de su identidad cultural..

El voto de los indígenas

Al respecto, quisiera compartir con ustedes algunas aspiraciones que he escuchado de importantes referentes indígenas sobre el tema: Angel Vera, Ava guaraní, y miembro del Consejo Continental Guaraní expresó en una entrevista: “Me gustaría que existan datos estadísticos sobre votos indígenas en los registros oficiales, será la única forma de saber nuestro nivel de participación, y eso nos va a dar fuerza política. Talvez podemos pensar en un sistema que pueda dar visibilidad a los votos indígenas”, mientras que Modesto Vera, lider espiritual del Pueblo Mbya Guaraní  confirmaba con respecto a los votos “Eso de los votos, no entiendo, para eso se debe saber leer y escribir muy bien, y yo, muchas cosas de los jurúa (paraguayos) no entiendo muy bien” . Tenemos que  señalar que se pueden observar diferencias en las opiniones, justamente porque apenas empieza a circular entre las comunidades este desafío de la participación política.

Esta claro que sin tierra no habrá ciudadanía plena. Creo entender que los indígenas distinguen muy bien el orden de prioridades en su difícil relación con el Estado Paraguayo; por una parte, la reivindicación de su territorio ancestral constituye uno de los pilares de los derechos humanos, pero por otro lado, el derecho a la participación política, podría  constituirse en el acceso a instancias de poder público y  representación de intereses, como un plus en la defensa de sus organizaciones, siempre que esta participación pueda lograrse en el marco de su diversidad y el derecho a la libre determinación.

Los mundos posibles. El desafío de la convergencia

La convergencia con el arrogante  derecho occidental,  básicamente basado en representaciones individuales más o menos desvinculados de los representados y  la representación colectiva sostenida y defendida por los pueblos indígenas, no será fácil.  

En los últimos tiempos, estamos observando un gran avance en los lineamientos de la construcción del  pluralismo jurídico que tiene su respaldo en los instrumentos internacionales de las Naciones Unidas y la OEA. Países como el Estado Plurinacional de Bolivia y el Ecuador han incorporado la cosmovisión indígena en sus constituciones, con aspiraciones de profundo contenido de sabiduría ancestral como el “buen vivir”.

La marcha en la construcción de consensos entre las organizaciones indígenas es cada vez más visible. Así mismo, la marcha hacia  la construcción del  pluralismo jurídico puede definir nuevos rumbos en la búsqueda de una participación política desde una visión genuina de los pueblos indígenas,  hacia un nuevo contrato social con el Estado. No somos nosotros,  son  los pueblos indígenas, los que decidirán este rumbo.           

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Constitución de la República del Paraguay, año 1992
Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, ratificado por Ley N| 234/1993
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, año 2007
Pereira, Milena, “Los derechos colectivos frente a la  institucionalidad estatal moderna:
La reivindicación del Estado Plurinacional  en Bolivia, La Plata, Argentina, 2008
Prieto, Esther Ciudadanía  Indígena en Paraguay, UTCD/Asoc. Madre Tierra  
Susnik Branislava en El Derecho Consuetudinaio Indígena, Miguel Chase Sardi, 1990
Vera Angel  y Vera Modesto  en “Ciudadanía Indígena en Paraguay, Esther Prieto, 2013

Asunción, Paraguay, año 2014





[1][1] Esther Prieto, Ciudadania Indígena en Paraguay, UTCD/Madretierra, año 2012