miércoles, 5 de agosto de 2020

EL NOMBRE COMO SIMBOLO DE IDENTIDAD





EL NOMBRE 

Símbolo de Identidad
Apenas un pequeño ensayo para empezar a hablar del tema

“No pronuncies su nombre”. Es algo que se escucha con frecuencia. Generalmente esta expresión se dirige hacia alguien que no tiene nuestra benedicción.  A alguien que nos hizo algún daño, o simplemente por nada específico.

El nombre de una persona es sagrado para muchos grupos humanos, y de lo que me tocó aprender, también lo es para varios pueblos o todos los pueblos indígenas del Paraguay. La comunidad Ache de Ypetimí me ha dado un nombre, es un  gran honor,  y en ese momento, me han recordado que sólo los integrantes de esa comunidad y yo lo sabemos.

Pero esta cuestión de cambiar nombres para colocarlo en español es propio de la colonización española, forma parte del coloniaje.  La colonia española sabia muy bien que el nombre simboliza pertenencia a una nación, a una cultura, a un lenguaje, por tanto, los nombres deberían ser los propios de la “lengua madre”. Es probable que en algún momento de la colonización se les haya prohibido  a los indígenas ser llamados con su nombre original. Es algo que debemos investigar.

Esta cuestión de la españolización del nombre no se ha aplicado solamente con los pueblos indígenas, conocemos el problema de los sefarditas o sefardies, cuando en España los judíos tenían que negar su nombre bajo el imperio de Aragón y de Castilla.  Tenemos también en Paraguay, donde muchas personas  provenientes de los países árabes tuvieron que cambiar su nombre y su apellido.  Yo tengo un ejemplo muy cercano con mi tío Felipe Mussi, proveniente de Ciudad de Alepo, quien tuvo que olvidar para siempre su nombre auténtico: “Habid”. Su esposa, mi tía, le llamaba por ese nombre.

Es sorprendente ver por ejemplo, los apellidos de los integrantes del Pueblo Enxet de Paraguay, quienes en su mayoría llevan los apellidos de sus patrones de las estancias.  Ustedes podrán constatar entre ellos, apellidos como Mac Dermot, Zavala, y otros apellidos de los estancieros y  terratenientes de la zona. Es triste, pero es así. Tuvieron que inventar un apellido por exigencia, ya que ellos tienen  un solo nombre y no llevan nombres  y apellidos como nosotros.  

Los ayoreo utilizan generalmente el apellido dominante de su clan. Así  es que muchos de ellos llevan el apellido Picanerai. Los Aché se inscriben con apellidos originales, pero utilizan el nombre en español, como Margarita Mbiguangy. Es interesante que en los países escandinavos,  se definían los nombres con el primero, seguido del trabajo u oficio de la persona, por ejemplo: De Jager es equivalente a "El Cazador"

Tal es  la importancia del tema, que el Código Civil  concede el derecho de cambiar de nombre, si el portador o portadora no están conformes con llevarlo.  Sin embargo, aun queda mucho por hacer, ya que es difícil cambiar la historia. 

Imaginen que el MERCOSUR ha adoptado, hace apenas un año, una importante  Declaración sobre la inscripción de los niños y niñas en el Registro Civil de las Personas, pero en ningún párrafo se puede leer la recomendación sobe la opción de inscribirse con sus nombres de origen, como una opción.  Lo leí completamente, y quedé francamente sorprendida. Sin bien no lo prohíbe, podría haber dispuesto explícitamente este aspecto tan interesante de la identidad cultural de los pueblos indígenas, cual es su nombre, y el derecho de los niños y niñas indigenas a ser inscriptos en el Registro Civil de las Personas con el nombre original como opción. 



Asunción, agosto 5 de 2020